martes, 10 de julio de 2007

¿USARÍAS UN PIROPO COMO ESTE?





Las palabras rimbombantes tienen un encanto algunas veces indescifrable. Recuerdo un cuento que echa mi tío el margariteño sobre uno de sus empleados en el negocio funerario. Parece que un día Yiyo -que es el nombre del empleado, si mal no recuerdo- conoció a una mujer buenamoza y éste no encontraba la forma más sutil de decirle que era muy atractiva. Luego de buscar en su catálogo mental todos los sinónimos posibles para describir lo magnífico de aquella mujer, nuestro amigo Yiyo comenzó a desplegar sus dotes de Don Juan de la siguente manera (la cosa va mas o menos así):

-señorita, déjeme decirle que usted es una mujer muy bella, muy inteligente, muy... muy... hermosa, toda una dama, en fin usted es toda...

toda....

toda una.... ¡prostituta!

No quiero ni imaginar la cara de aquella pobre mujer al escuchar aquella sinfonía de galantería para luego recibir aquel balde de....
Seguramente el pobre Yiyo siempre escuchó decir -de personas con un nivel cultural un poco más alto- Aquella mujer es una prostituta o cosas como Se viste como una prostituta, cosa que a nuestro amigo le habrá parecido de gran porte y elegancia.

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